Antropología social: la ciencia que estudia tanto sociedades antiguas como modernas

Brenda Borrero 3 de diciembre de 2019

Aunque cuando se oye hablar de antropología se piensa casi exclusivamente en esos especialistas que estudian fósiles humanos o tribus y aldeas remotas del planeta, realmente esta rama de la ciencia estudia tanto los aspectos biológicos como sociales de la realidad humana. No se trata únicamente del pasado de los seres humanos, ya que también se encarga de comparar las organizaciones sociales que los hombres y mujeres han forjado hasta la actualidad.

De esta forma la antropología social se ha venido desarrollando paulatinamente desde finales del siglo XIX, y ha ampliado su campo de investigación permitiendo que además del estudio de los pueblos más primitivos de la Tierra, se logre determinar las características de instituciones sociales más modernas. Todos los cambios que ha experimentado la humanidad durante su historia son temas principales de investigación de esta disciplina, por lo que es necesario que haya un conocimiento de la realidad social con trabajos de campo en el mismo sitio de interés.

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Origen de la antropología

La antropología es una ciencia que estudia al ser humano de manera holística, es decir, que tiene en cuenta numerosas disciplinas asociadas para estudiar en conjunto. Y aunque hay registros en los que se describían las formas de vida anteriores a nuestra era, no es hasta la mitad del siglo XIX en la que se constituyó la antropología como una disciplina independiente.

Entre 1890 y 1920 salieron a la luz estudios que hacían evidente el interés por la realización de trabajos de campo a largo plazo sobre el comportamiento social, destacando la importancia de aprender las lenguas vernáculas e implicarse en las actividades diarias de los individuos estudiados.

Ámbito de estudio de esta disciplina

Específicamente el adjetivo social de esta ciencia hace referencia al estudio del ser humano como miembro de un grupo, e incluso como integrante de una cultura. De esta forma, puede decirse que la antropología social estudia tanto sociedades como su ámbito cultural, tratando de identificar los elementos que comparten unas con otras o los aspectos que las diferencian, todo esto desde una estrategia holista que permite enfocarla a la universalidad.

La metodología cualitativa de esta ciencia ha permitido comparar las variadas formas culturales de los humanos, superando la forma especulativa con la que se conocían desde la antigüedad. Pero esta disciplina también cuenta con otros campos de estudio como lo son la antropología biológica, la antropología lingüística y la arqueológica.

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Bases organizativas de la vida social

De esta forma los trabajos etnográficos que intentan delimitar y estudiar un sistema concreto de relaciones sociales son la base del estudio de esta ciencia. La vida doméstica, las leyes, la política e incluso la economía son algunas de esas características primordiales en el estudio de la antropología social. Es decir, todas las formas con las que el hombre se ha reunido con semejantes formando así comunidades y sociedades conforman la organización social investigada por esta disciplina.

La diferencia entre hordas, clanes y tribus, o el estudio de las funciones que ejerce la familia como base de la sociedad son algunas de los temas más interesantes para estos investigadores. Además del avance con el paso del tiempo para la conformación de instituciones sociales con ciertas normas y reglas.

La humanidad y su característica cultural

Una de las premisas de la antropología social es la que el ser humano es un ser cultural prácticamente por naturaleza. Y es que, su inteligencia, raciocinio y sensibilidad le han permitido comprender la esencia de un estilo de vida en comunidad. Es por esto, la gran relación que existe entre estos conceptos con el ámbito cultural.

Esto se debe a que con el paso de los años las sociedades van conformando generaciones que consolidan una serie de costumbres acerca de cómo deben hacerse las cosas, e incluso de las creencias de como ha nacido el mundo. Todo esto determina el grado de cohesión de los individuos con las sociedades, y de allí la gran importancia que tiene la transmisión y mantenimiento de la cultura a las generaciones futuras.